Mielomeningocele

Empecé mi proyecto sobre la eutanasia como punto de interés y partida, pero durante mi investigación sobre el tema descubrí que en Holanda la eutanasia también se practicaba en recién nacidos con malformaciones. Es decir, niños ya nacidos son asesinados no por sus problemas, no por ayudarlos a no sufrir, no por piedad hacia ellos, sino para ahorrar problemas a otros.

Según mis fuentes de investigación se estima que alrededor de 15 recién nacidos con malformaciones reciben la eutanasia anualmente.

Según esta opción de eliminar a los niños “no perfectos” yo tendría que haber sido eliminada luego de nacer.

Por estar directamente vinculada con el tema, siento una gran indignación sobre lo que esta sucediendo. Rechazo totalmente la eutanasia practicada en un ser tan indefenso como lo es un recién nacido; sobretodo en los casos en los que los pediatras provocan la muerte por medios activos, decidiendo con la familia sobre su vida mientras el “ya nacido” no puede opinar aún.

Todo esto se practica sabiendo que el recién nacido podría vivir, si bien con algunas limitaciones, feliz o infeliz como cualquiera.

Pienso que este tipo de conductas van en contra de los valores de la medicina y los retos científicos a los que un médico debería enfrentarse al tratar con un paciente, la eutanasia en recién nacidos sólo se escuda en excusas como el “sufrimiento incontrolable”, convirtiéndose esta en la salida fácil para tranquilizar la conciencia de doctores y padres.

¿Acaso llegará un momento en  el que nadie que no tenga las características catalogadas como “normales” tenga  suficiente derecho a vivir?.. ¿Será que en lugar que la humanidad avance, estamos retrocediendo con una mentalidad totalmente  nazi o espartana?

¿De quien es el sufrimiento realmente? Si según estudios el recién nacido sufre menos que el adulto y no es capaz de definir el dolor como “lo insoportable”.

A partir de las reflexiones sobre este tipo de eutanasia, es que quiero hablar sobre mi derecho a la vida y a partir de mi, la de otros que como yo podríamos ser vistos como personas que sufren y por lo tanto no son felices. ¿Qué es una vida normal?

Es entonces que decidí trabajar sobre mi vida utilizando el objeto-encontrado, o mejor dicho mis pertenencias. Pertenencias de temas clínicos pero también objetos comunes al uso y vivir de todos. Mostrarla de varias formas, no mejor ni peor y por lo tanto merecedora de existencia como cualquiera.

Utilicé el medio de instalación. Puse un texto como medio para conducir mi proyecto, que ponga al espectador en el contexto que necesitamos y lo conduzca por 13 piezas, y un texto final que lo rete a tener un punto de vista claro.

Quiero que el espectador más que tener certezas sobre lo que debe ser la vida, se cuestione, y al responderse el mismo estas incógnitas, tenga las herramientas suficientes para criticar las situaciones a las que ha llegado esta sociedad en su afán por el perfeccionismo.

Valeria Aste Pastor, 2011